SINOPSIS.
El verano de 1976, Londres padece una ola de calor que se recuerda todavía hoy. Como cada mañana, Robert Riordan, recientemente jubilado, sale a comprar el periódico, sólo que esta vez no regresa. Asustada, su esposa Gretta llama a sus hijos, que acuden a la casa familiar para emprender la búsqueda de su padre. Sin embargo, la inusitada canícula provoca entre los Riordan extraños comportamientos, y varios secretos guardados celosamente durante años afloran a la superficie. El hijo mayor, Michael Francis, es un desencantado profesor de historia que trata de salvar su matrimonio. Monica, por su parte, sufre la animadversión de las hijas de su segundo marido. Y Aoife, la menor, es la hermana rebelde que abandonó los estudios y se instaló en Nueva York. Entre todos, buscan pistas para descubrir el paradero de Robert, pero ninguno sospecha que su madre sabe mucho más de lo que les ha contado.
Instrucciones para una ola de calor es una novela sobre la familia, sobre lo que revelamos y lo que decidimos callar; sobre los compromisos, las concesiones, y lo que puede ocurrir si construimos nuestra vida sobre medias verdades. Escrito a ritmo de thriller, este magnífico drama doméstico mantendrá en vilo al lector hasta la última página.
OPINIÓN PERSONAL.
Verano de 1976. Londres está atravesando una ola de calor inusual con restricciones de agua incluidas.
En este ambiente asfixiante conocemos a la familia Riordan, una familia de procedencia irlandesa. El padre, Robert, un hombre recién jubilado y que no se acostumbra a su nueva rutina, Gretta, la madre, una buena irlandesa católica que hornea su propio pan, Michael Frances, el hijo mayor, un profesor casado y con dos hijos y un matrimonio al borde de la ruptura, Mónica, la hija mediana, casada con un anticuario con dos hijas de un matrimonio anterior y que no acaba de encajar con ellas, y Aoife, la hija pequeña, con un peculiar secreto, que se marchó de Inglaterra y actualmente vive en Nueva York.
Hasta que un día, Robert, sabe a buscar el periódico a primera hora de la mañana como tiene por costumbre... y no vuelve.
Atraviesa el salón, abre la puerta principal y sale al camino particular, soslayando el oxidado esqueleto de la bicicleta que utiliza Robert. Mira a la izquierda, mira a la derecha. El gato del vecino arquea el lomo y echa a andar con refinados pasos felinos por la tapia, hacia el lilo, donde procede a afilarse las uñas. La calle está desierta. No hay nadie. Un coche rojo maniobra más arriba. Una urraca gime y se lamenta en el cielo, traza un círculo con el ala apuntando hacia abajo. A lo lejos, un autobús renquea colina arriba, un chico avanza con una moto. En algún lugar, alguien enciende una radio. Gretta pone los brazos en jarras y llama a su marido una vez, dos veces, y la tapia del jardín le devuelve el sonido
Debido a esta excepcional situación, los miembros de la familia vuelven a encontrase y de la mano de la magnífica prosa de Maggie O'Farrell, nos vamos adentrando en las vivencias y los recuerdos de los protagonistas, sus pensamientos y las diferencias que han hecho que de cada uno lo que es en la actualidad, a la vez que el tiempo presente va transcurriendo.
Y llegan las revelaciones, los secretos que los miembros de la familia guardan, pero nunca han querido admitir delante de los demás, y el más importante: el secreto que guarda su madre.
" No piensa decirles nada a sus hijos. Es una vieja historia demasiado larga, y no sirve de nada sacar a pasear cosas tan antiguas, y además no la entenderían. No tienen por qué saberlo. Ella conoce la historia solo por una extraña casualidad, una de esas raras coincidencias que pueden darse en al largo brazo de la Iglesia católica".
Una deliciosa novela de relaciones familiares, que nos traslada del caluroso Londres a la húmeda Irlanda, con unas estupendas descripciones, tanto de los personajes como de los paisajes, que nos sumerge en las complicadas relaciones familiares, pero que ante todo, hace prevalecer la unión de todos los componentes de la familia dejando de lado sus diferencias ante las adversidades.
Una novela que me ha hecho conocer a esta escritora, y que he disfrutado desde la primera hasta la última página.
En este ambiente asfixiante conocemos a la familia Riordan, una familia de procedencia irlandesa. El padre, Robert, un hombre recién jubilado y que no se acostumbra a su nueva rutina, Gretta, la madre, una buena irlandesa católica que hornea su propio pan, Michael Frances, el hijo mayor, un profesor casado y con dos hijos y un matrimonio al borde de la ruptura, Mónica, la hija mediana, casada con un anticuario con dos hijas de un matrimonio anterior y que no acaba de encajar con ellas, y Aoife, la hija pequeña, con un peculiar secreto, que se marchó de Inglaterra y actualmente vive en Nueva York.
Hasta que un día, Robert, sabe a buscar el periódico a primera hora de la mañana como tiene por costumbre... y no vuelve.
Atraviesa el salón, abre la puerta principal y sale al camino particular, soslayando el oxidado esqueleto de la bicicleta que utiliza Robert. Mira a la izquierda, mira a la derecha. El gato del vecino arquea el lomo y echa a andar con refinados pasos felinos por la tapia, hacia el lilo, donde procede a afilarse las uñas. La calle está desierta. No hay nadie. Un coche rojo maniobra más arriba. Una urraca gime y se lamenta en el cielo, traza un círculo con el ala apuntando hacia abajo. A lo lejos, un autobús renquea colina arriba, un chico avanza con una moto. En algún lugar, alguien enciende una radio. Gretta pone los brazos en jarras y llama a su marido una vez, dos veces, y la tapia del jardín le devuelve el sonido
Debido a esta excepcional situación, los miembros de la familia vuelven a encontrase y de la mano de la magnífica prosa de Maggie O'Farrell, nos vamos adentrando en las vivencias y los recuerdos de los protagonistas, sus pensamientos y las diferencias que han hecho que de cada uno lo que es en la actualidad, a la vez que el tiempo presente va transcurriendo.
Y llegan las revelaciones, los secretos que los miembros de la familia guardan, pero nunca han querido admitir delante de los demás, y el más importante: el secreto que guarda su madre.
" No piensa decirles nada a sus hijos. Es una vieja historia demasiado larga, y no sirve de nada sacar a pasear cosas tan antiguas, y además no la entenderían. No tienen por qué saberlo. Ella conoce la historia solo por una extraña casualidad, una de esas raras coincidencias que pueden darse en al largo brazo de la Iglesia católica".
Una deliciosa novela de relaciones familiares, que nos traslada del caluroso Londres a la húmeda Irlanda, con unas estupendas descripciones, tanto de los personajes como de los paisajes, que nos sumerge en las complicadas relaciones familiares, pero que ante todo, hace prevalecer la unión de todos los componentes de la familia dejando de lado sus diferencias ante las adversidades.
Una novela que me ha hecho conocer a esta escritora, y que he disfrutado desde la primera hasta la última página.