Una lectora poc corrent - Alan Bennett

Título: Una lectora poc corrent (Una lectora nada común)
Año: 2010.
Editorial: Labutxaca.
Autor: Alan Bennet.

SINOPSIS
Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que  estaba leyendo un libro de  Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y que puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada?. Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca en nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces solo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte  ideal del "deber", descubrirá el vértido de la lectura, del ser, del placer.

OPINIÓN PERSONAL.
Me gustan los libros que hablan de libros. Y los libros que hablan acerca de lo que leen otras personas... es como estar en el autobús o en el tren y ver que alguien a tu lado va leyendo e intentar, de la forma más disimulada posible, averiguar que libro está leyendo. Y si consigues averiguarlo y el tu también has leído ese libro y encima te ha encantado, te entran unas ganas horrorosas de compartirlo con tu vecino de trayecto... aunque no lo hacemos, por lo menos yo.

Pues en este librito (apenas 100 páginas) conoceremos como empezó a leer y que el lo que lee, no un lector anónimo sentado a nuestro lado en el bus o en el metro, sino la mismísima reina Isabel II. (Aunque yo lo he leído en su versión catalana, está también publicado por Anagrama en castellano.)

Pues todo empezó de una manera un tanto fortuita. Los perros de la reina, corriendo y ladrando llegaron a unos de los patios de palacios, y allí, aparcada delante de la puerta de la cocina, había una camioneta grande: era la biblioteca ambulante del municipio de Westminster. La reina, en parte por un poco de curiosidad, y en parte para disculparse por el follón que habían organizado sus perros, subió a la camioneta y allí se encontró con uno de sus pinches de cocina, Norman, acuclillado en el pasillo y leyendo. Cuándo Norman y el conductor de la furgoneta se dieron cuenta de la presencia de la reina, se pusieron en pie rapidamente, chocando con las estanterías repletas de libros. Un poco por obligación, y ya que estaba allí, Isabel, que en principio no tenía ningún interés en la lectura, se vió obligada a coger algún libro en préstamo...y allí empezó su gran aventura.

" Las aficiones suponían preferencias y había que evitar las preferencias: excluían a gente. No tenía preferencias. Su trabajo consistía en mostrar interés, pero no en interesarse. Y además leer no era hacer algo. Ella hacía cosas. Así que paseó la mirada por la camioneta tapizada de libros y trató de ganar tiempo.
- ¿Se puede pedir un libro sin ticket?.
- No hay problema - dijo el señor Hutchings. 
- Somos pensionistas - dijo la reina, sin estar segura de que eso cambiase algo.
- Señora, puede llevarse hasta seis libros prestados.
- ¿Seis? ¡Santo cielo!."

Y así, se marcha de la biblioteca con un libro de Ivy Compton-Burnett, una escritora que eligió por haberla conocido hace tiempo y haberla nombrado Dama.
Y a partir de esta primera lectura, Isabel empieza a pedir consejo a Norman acerca de sus lecturas. Incluso lo sube de categoría para poder tenerlo siempre cerca. Y empieza a leer de forma compulsiva, no entiende como ha podido pasar tantos años sin los libros. Pero eso, que podría ser algo muy normal, no lo es para el resto del servicio del palacio, sobre todo para su secretario personal, que empieza a ver con muy malos ojos la nueva afición/obsesión de la reina, e incluso llegan a pensar que su desinterés por los actos oficiales puede deberse a algún tipo de demencia.  Los protocolos se relajan, la puntualidad también, la reina empieza a querer hablar con sus ministros de lecturas, en incluso llega a sugerirles que deben leer más. Y la reina empiezan a aburrirle los actos de inauguración a los que había asistido hasta el momento sin poner ninguna pega. El único consuelo que le queda es tener siempre un libro a mano para poder entretenerse durante los trayectos.

" En la lectura también había tristeza, y por primera vez en su vida sintió que se había perdido muchas cosas. Había leído una de las varias biografías de Sylvia Plath y en realidad estaba muy contenta de no haber tenido muchas de las vivencias de la escritora, pero al leer las memorias de Lauren Bacall no pudo por menos de pensar que a Bacall le había tocado una parte más sobrasa del pastel y, ligeramente sorprendida, descubrió que la envidiaba un poco."

Una lectora nada común es un libro delicioso acerca de la lectura y de los mundos en los que nos sumergimos cada vez que abrimos un libro. El descubrir otras vidas totalmente alejadas de las nuestras. Una historia narrada con un gran respeto hacia la monarca, y que nos hace disfrutar tanto como ella disfruta de todas sus lecturas. Un libro muy, muy recomendable para todos los apasionados de la literatura.